martes, 28 de junio de 2011

Capítulo 5 - Hidrogeología - Antecedentes - Hidrología Superficial y Subterránea - Hidroestratigrafía

Capítulo V

Hidrogeología

5.1- Antecedentes hidrogeológicos superficiales y subterráneos

La información hidrológica disponible se encuentra en una base de datos elaborada por el Departamento Provincial de Aguas de Río Negro, a partir de considerar gran parte de las perforaciones existentes en la provincia, y en ella se dispone de la siguiente información.

Datos generales: código, propietario, situación, equipo perforador, inicio y acabado de la obra, profundidad y destino (uso).

Datos específicos para cada nivel acuífero: base, techo, nivel estático, caudal depresión y salinidad.

Datos de perforación: entubación (material y diámetro), filtro (tipo, diámetro, longitud, abertura y posición).

Asociada a esta base de datos existe una información complementaria de tipo hidrogeoquímico. En la zona noreste de la meseta de Somuncurá la información disponible, sobretodo en lo referente a la hidrogeoquímica de los manantiales existentes en la misma, es especialmente detallada como consecuencia de estudios preliminares realizados (Sisul y Olivares, 1992). Es importante mencionar que de la mayor parte de los puntos de agua existentes en la base de datos comentada no se conoce la situación exacta, teniendo únicamente una idea aproximada de la misma. No existe ninguna cartografía donde se sitúen dichos puntos. únicamente se conoce la situación exacta de los manantiales existentes en parte de la meseta del Somuncurá tomando como base un mosaico basado en la fotografía aérea a escala 1:50.000 tomadas en el año 1963 y confeccionado por el Instituto Foto Topográfico Argentino.

La información hidrogeoquímica existente del área de Sierra Grande – Valcheta corresponde fundamentalmente a los manantiales situados al noreste de la meseta de Somuncurá (Sisul y Olivares, 1992) y a los puntos de agua en la Cuenca del Arroyo Salado, en Sierra Grande (Roman y Sisul, 1980), este último estudiado intensamente por ser el que provee de agua potable a la localidad de Sierra Grande y al yacimiento de hierro de HIPASAM (hoy inactivo).

5.1.1. Hidrología superficial:

Uno de los rasgos fisiográficos más sobresalientes de la comarca es el endorreísmo, es decir, la ausencia de una conexión hidrológica, superficial o subterránea, que permita la evacuación del agua que accede a esta zona. La red de drenaje superficial es difusa, muriendo en ocasiones en las zonas llanas por evaporación y percolación de las aguas superficiales o bien por acumulación en depresiones cerradas de diverso tamaño, donde sufre un proceso de evaporación provocado por un régimen climático marcadamente árido (precipitaciones menores a los 300 mm/año, valores estimados de evapotranspiración de cercanos a los 600 mm/año a lo que se suma la acción de intensos y constantes vientos y una elevada insolación). A lo quede agregarse la irregularidad de las precipitaciones, que generalmente se presentan como lluvias breves y torrenciales.

La red de drenaje considerada regionalmente, puede ser definida como un enorme ejemplo de diseño radial centrífugo. En detalle muestra en general un diseño dendrítico y un centrípeto subordinado, con sectores donde los valles evidencian un marcado control estructural a favor de fracturas que se entrecruzan formando ángulos menores a los 90º, lo que determina una configuración en planta, zigzagueante. Los cursos son de tipo permanente a intermitentes. Estos aspectos llevan a suponer “a priori” un rejuvenecimiento regional a partir de cursos de habito meandriforme preexistentes. Analizados más detenidamente, se reconoce que tales características se deben a la acción combinada del indicado control estructural, de un progresivo redondeamiento de las angularidades de la forma zigzagueante original, y de un paulatino atrincheramiento, que resulta de cambios en el nivel de base local o de la evolución propia del perfil longitudinal del río, tendiente a alcanzar su condición gradada con respecto al nivel de base controlante (González Díaz y Malagnino, 1984).

Los valles así originados, son generalmente del tipo asimétricos (entallados), relacionados con estructuras y/o evolución aun no analizada, pero con una pendiente de socavamiento que hace clara su simetría. En el tramo de transito hacia la zona marginal de la planicie basáltica, los cañadones “se abren”, principalmente por fenómenos de remoción en masa. De este modo ese tramo adopta la configuración “en trompeta” o de embudo, alargado y con la máxima profundidad, con su ápice orientado aguas arriba. Este aspecto de los cañadones los observamos en los arroyos Tembrao y Valcheta. (González Díaz y Malagnino, 1984)

La mayor parte de las escasas aguas superficiales ingresa a la región procedente de la Meseta de Somuncurá, desde donde bajan en forma centrípeta, como arroyos y manantiales. Los basaltos que coronan la meseta se comportan como un inmenso receptor y almacenador de las aguas meteóricas, las que se infiltran por las grietas de la roca y descienden a niveles inferiores, aflorando en los faldeos de la meseta. En el área objeto del presente trabajo se encuentran cinco arroyos de este tipo, y una serie de lagunas y bajos sin salida. La mayoría de cauces y lagunas, son de régimen temporal, con la única excepción del arroyo Valcheta y las lagunas que se encuentran en los bajos mayores. Los arroyos, que salvo el Valcheta no llegan con caudal permanente a la altura de la línea férrea, descriptos de este a oeste son:

Arroyo Pailemán o Corral Chico: Nace desde pequeñas vertientes en el borde oriental de la meseta, escurriendo entre las Sierras Pailemán y otra elevaciones menores que lo separan del Arroyo Tembrao, para insumirse, unos 18 Km. después, en las cercanías de una aguada. De carácter efímero, sigue un rumbo aproximado sureste – noreste.

Arroyo Tembrao: Tiene sus orígenes en las laderas orientales de la meseta de Somuncurá. Recorre en total unos 50 Km., primero en dirección oeste – este, para luego tomar rumbo finalmente hacia el noreste, luego de describir dos arcos contrapuestos, hasta desaguar en la laguna Pichana, donde se encuentra el casco de la estancia Gitano. Este arroyo, actualmente de carácter efímero y poco caudal, en otras épocas de más caudal desarrolló un significativo abanico aluvial, que coalece con los ubicados en ambos lados, llegando casi hasta la Ruta 23, en las cercanías del área de bombeo.

Arroyo Chasicó: Se origina en el flanco noreste de la meseta, tomando luego rumbo al este. Transcurre entre elevaciones que delimitan su cause, describiendo una serie de meandros pronunciados, hasta insumirse en una hoya lacustre, cercana al jagüel del puesto Jiménez, ubicado cerca de la Ruta 23.

Arroyo Paja Alta: También nace en las elevaciones y desprendimientos de la meseta, corre en dirección sudoeste – noreste durante unos 20 Km. hasta insumirse en las cercanías de un jagüel próximo a la Ruta 23.

Arroyo Valcheta: Es el más importante de la región y el único con caudal permanente todo el año. Nace de unos manantiales que surgen de tres grupos de vertientes en el Paraje Chipauquil (Tierra blanca) ubicados en las laderas septentrionales de la meseta, que se unen en un punto llamado " La Horquilla", de allí toma una dirección predominante hacia el nordeste, y termina luego de unos 75 Km. desaguando en la laguna o salitral de Curicó. En sus márgenes, y en intersección con la Ruta 23, se ubica la localidad del mismo nombre, que es el único centro urbano y agrícola significativo en la región.

Aguadas, manantiales, vertientes o mallines: Se observan en los bordes de la meseta basáltica. Esta constituye una importante superficie de captación de las precipitaciones pluviales y nivales, donde el agua se insume en las grietas de disyunción y desciende hasta encontrar niveles impermeables, surgiendo luego en las laderas de la meseta, directamente del contacto entre los basaltos de la Formación Somuncurá y las sedimentitas marinas del Miembro Aguada Cecilio de la Formación Arroyo Barbudo, como es en el caso de la localidad de Aguada Cecilio; o a través de las sedimentitas marinas como ocurre en Aguada Amarga. Son de escaso caudal, prácticamente constante a lo largo del año, y se insumen luego de un breve recorrido. En el caso de Aguada Cecilio, el caudal obtenido (3 m³/h, Lambán 1988) se debe a los drenes construidos para garantizar la cantidad y calidad del abastecimiento de agua de la localidad homónima. En Aguada Amarga en cambio, no existe obra de captación alguna, y el agua que surge de la misma sustenta la relativamente abundante vegetación del mallín.

Lagunas: Se trata de pequeñas cuencas endorreicas, donde el agua procede de la precipitación directa y de escorrentías superficiales. Por la elevada relación superficie/profundidad, los constantes vientos y las escasas precipitaciones, son generalmente efímeras. Las más importantes, por el tamaño y la cercanía al área de bombeo son la Laguna del Galgo y la Laguna Pichana, ubicadas al nordeste y sur, respectivamente. También llamada laguna, pero que bien merecería denominarse lago, es la Laguna de Curicó, destino final del arroyo Valcheta, ubicado en el extremo nordeste del área estudiada.

Bajos sin salida: Los bajos son cuencas cerradas, de diverso origen (tectónico y/o deflación eólica), sin salida superficial, que constituyen el nivel de base de varios arroyos transitorios que conforman una red de drenaje centrípeta. Constituidos por depósitos de diverso origen, con distintos tipos de playa intercalados en depósitos cuaternarios, cubiertos a su vez por depósitos continentales Plio - Pleistocenos.
En épocas de lluvias se comportan como lagunas, y en épocas de sequía se transforman en salinas. Los principales en el área en estudio son los Bajo del Paisano, Bajo El Petiso, y el mayo, el Bajo Valcheta.

5.1.2. Hidrología subterránea

Dentro del área, y desde un punto de vista cuantitativo, se pueden diferenciar cuatro grandes conjuntos de materiales de menor a mayor importancia hidrogeológica (Lambán 1998):

1) Rocas de porosidad intersticial dada por fisuras con permeabilidad baja a muy baja: Corresponden a la Formación Marifil, que si bien puede llegar a considerarse impermeable a escala regional, a nivel local existen varias obras de captación en esta formación, correspondiente a pozos cavados a mano (jagüeles) mediante el uso de barrenos o explosivos que permiten “conectar” fracturas de circulación preferencial de agua subterránea. En general se trata de obras de escasa profundidad (inferior a los 10 m) y reducidos caudales (0,2 a 1,5 m³/h) elevados con molinos o sistemas manuales. En aforos realizados como consecuencia de labores mineras los caudales no superan por lo general los 3 m³/h. Al tratarse por lo general de materiales próximos al área de recarga local (Formación Somuncurá) el agua suele ser de buena calidad, pudiéndose utilizar para el consumo humano (Lambán 1998).

2) Sedimentos y rocas de porosidad intersticial con permeabilidad moderada a baja: Formación Roca y Formación Patagonia. Las obras de captación existentes son perforaciones y pozos cavados, en general profundos (80 – 100 m), que dan lugar a caudales de entre 1 a 20 m³/h. A pesar de ello estas formaciones se sitúan dentro de este grupo debido a que se trata por lo general de aguas muy salobres como consecuencia de la existencia de importantes capas salinas. El residuo seco es superior a los 12.000 mg/l pudiéndose llegar en algunas perforaciones hasta los 30.000 mg/l. Se trata por lo tanto de un agua que se destina fundamentalmente al consumo ganadero, especialmente ovino, en áreas donde no existe otra posibilidad. (Lamban, 1998).

3) Sedimentos y rocas de porosidad intersticial con permeabilidad moderada a alta: Depósitos cuaternarios, los materiales correspondientes a este grupo son sedimentos aluviales, coluviales y eólicos, la Formación Tehuelche (Rodados Patagónicos) y los derrumbes marginales de la meseta basáltica. En estos materiales existen perforaciones y pozos cavados que captan acuíferos freáticos con profundidades de entre los 10 y 40 m, excepcionalmente pueden llegar a alcanzar los 90 m (Sierra Grande). La profundidad de los niveles estáticos oscila entre los 8 y 20 m, los caudales extraídos oscilan 2 y 20 m³/h y el residuo seco se encuentra comprendido entre los 500 y 5.000 mg/l. Localmente pueden existir concentraciones excesivas en algunos elementos tales como el flúor o el arsénico, siendo posible además la existencia de una contaminación bacteriológica al tratarse de acuíferos poco profundos. (Lambán 1998)

4) Rocas de porosidad fisural con porosidad intersticial asociada y permeabilidad predominantemente alta: Formación Somuncurá. Los materiales correspondientes a esta formación constituyen sin lugar a dudas los de mayor importancia hidrogeológica. Dicha formación constituye la principal área de recarga a escala regional como consecuencia de sus características litológicas, estructurales y topográficas. Las únicas obras de captación existentes en esta formación corresponden a los precarios acondicionamientos realizados en algunos manantiales naturales (drenes). Es importante indicar que con mejores diseños para el aprovechamiento de estas surgencias podría obtenerse un mayor caudal al actual. Los mayores caudales obtenidos hasta el momento corresponden al Manantial de Aguada Cecilio (3 m³/h). Además de estos manantiales existen otros muchos de menor magnitud, en gran parte inventariados y aforados como consecuencia de los estudio preliminares de la meseta del Somuncurá (Sisul y Olivares, 1992). No ha sido posible la realización de un balance hídrico dado que los manantiales inventariados sólo representan una parte del sistema. Con respecto a la calidad química se puede decir que se encuentra íntimamente relacionada con el punto de surgencia. Los manantiales que afloran sobre las fracturas del basalto o en los materiales de los derrumbes y coluvios presentan una buena calidad, con un residuo seco comprendido entre los 500 y 1.500 mg/l, mientras que los manantiales situados sobre las formaciones marinas situadas debajo de las coladas de basalto aumentan su salinidad llegando a alcanzar los 5.000 mg/l. Los estudios realizados hasta el momento no han permitido conocer la causa de esta relación.

En la Tabla 2 (Lambán 1998) se presenta un cuadro resumen indicando el grupo o formación, tipo y profundidad de la captación, profundidad del nivel estático, caudal aproximado y calidad para cada una de las unidades hidrogeológicas relacionadas con la Meseta de Somuncurá.

5.1.3. Hidroestratigrafía del área de estudio

Acuífero Aluviales (0 – 8 m.b.b.p.): Estos depósitos se localizan en las numerosas quebradas o cañadones que convergen hacia el fondo de los bajos. También se lo encuentra en los fondos de los bajos menores, o rodeando las pequeñas lagunas y salitrales. De litología muy diversa, presenta niveles psefíticos y psemíticos en los cauces más importantes de la zona de estudio que estando saturados de agua presentan un adecuado comportamiento acuífero, pero de poca extensión areal muy relacionados al subalveo de los arroyos. En el área de los pozos de estudio forman parte de la zona no saturada. (Foto 13)

Acuitardo del Complejo sedimentario Post-Plioceno (8 – 20 m.b.b.p.): Aquí representados por la Formación Río Negro (Plioceno) se compone de areniscas de grano medio a fino. Estas areniscas se encuentran intercaladas por cuerpos lenticulares de arcilla a distintos niveles se encuentran fuertemente cementados por carbonatos. Desde un punto de vista hidrogeológico el Complejo sedimentario se consideran como sedimentos de porosidad intersticial y permeabilidad de moderada a alta, de gran importancia hidrogeológica (Lambán, 1999). En el área de estudio su tipo litológico, fuerte cementación limitan sus posibilidades acuíferas. Esta unidad de encontrarse saturada tendría el comportamiento de un acuitardo.

Acuícludo de la Formación Bajo Gualicho (20 – 68 m.b.b.p.): Denominación aplicada dentro del área de estudio a las sedimentitas marinas consideradas eocenas – miocenas correspondientes a las ingresiones llamadas patagoniense y entrerriense. A partir de la identificación de microfósiles se determinado una edad Miocena y correlacionable con la Formación Puerto Madryn y Gran Bajo el Gualicho. Litológicamente esta constituida por arcillas de color verde grisáceo la sección entre 20-25 m.b.b.p. se caracteriza por fangolitas arenosas, margosas y calcoarenosas, con intercalaciones areniscas de grano muy fino y limoarcilitas, la sección entre 25 – 68 m.b.b.p. se distingue por su contenido de vidrio volcánico aunque es igualmente arcillosa. Su tipo litológico, principalmente arcilloso, permite considerarla como acuícludo, su importancia radica en que constituye el nivel semiconfinante del Acuífero Marifil. En el área de estudio también forma parte de la zona no saturada que suele extenderse hasta la base de la misma.

Acuífero Marifil Sección Fisurada (68 – 74 m.b.b.p): Con esta denominación se hace referencia en este estudio a la Sección fisurada de la Formación Marifil que se encuentra constituida principalmente por riolitas, riolitas porfíricas e ignimbritas. La fracturación puede tener un espesor variable, si bien se ha determinado en el área de las perforaciones de estudio un espesor entre 7 a 10 metros los jagüeles excavados en la región de afloramiento pueden alcanzar los 20 metros. A partir de las muestras de perforación se realizaron las descripciones microscópicas sobre cortes que permitieron definir una roca de textura porfírica, con fenocristales de cuarzo primario ehuedrales que presentan engolfamientos de corrosión magmática. El cuarzo secundario, es en parte pavimentoso, Contiene también escasos fenocristales de plagioclasa y una marcada alteración sericitico arcillosa de los feldespatos. Las muestras se pueden clasificar como un granófiro correspondiente a la facie hipabisal porfírica de una riolita. Regionalmente las riolitas se encuentran dispuestas en forma de coladas. Desde un punto de vista hidrogeológico se trata de rocas que a escala regional son impermeables.(Lambán, 1999). Sin embargo las sección superior alterada y fracturada permite el desarrollo de una porosidad intersticial y fisural. En toda la región de estudio las perforaciones perforadas o excavadas se realizan hasta alcanzar este nivel fisurado de las rocas riolíticas, en los bajos la profundidad de las captaciones puede alcanzar los 80 - 90 metros de profundidad. La sección fisurada de la Formación Marifil constituye el único nivel saturado del área de estudio y suprayace al mismo la Formación Bajo Gualicho comportándose como el nivel que semiconfina el acuífero. La prospección geoléctrica realizada en al zona permitió determinar valores de entre 100-200 ohm.m para el horizonte resistivo atribuible y correlacionable con la sección acuífera de la Formación Marifil; este horizonte se resuelve con dificultad en profundidad y por su poco espesor puede asimilarse por la mayor respuesta resistiva de la sección acuífuga inferior la Formación Marifil. Si bien actualmente se está realizando el estudio hidrodinámico e hidroquímico regional de esta unidad acuífera la misma presenta en el área de los pozos de estudio caudales bajos (entre 3 – 7 m³/h) caudales específicos de 0,4 – 0,6 m³/h.m y valores de conductividad de sus aguas entre 7000 – 9000 µS/cm. En el área de estudio, las calidades químicas son naturalmente inaptas para consumo humano a no obstante este acuífero constituye la única reserva de agua disponible en la región y se emplea comúnmente en la ganadería ovina.

El Basamento Hidrogeológico de la región pueden constituirlo la misma Formación Marifil en las áreas o profundidades donde la escasa alteración o fracturación no permite un adecuado comportamiento acuífero. Por lo tanto, el acuífero Marifil es arealmente discontinuo dificultándose su localización por métodos geofísicos indirectos cuando el espesor sedimentario suprayacente es importante. Las metamorfitas del basamento y los conglomerados de la Formación Puesto Piris pueden considerarse niveles acuífugos representativos del Basamento Hidrogeológico.

Las características particulares del área de estudio permiten identificarla como una Subregión hidrogeológica característica dentro del esquema propuesto por Santa Cruz y Silva Busso, (2000). Esta incluiría una amplia región en principio limitada al norte por el Río Negro, al sur y oeste por el macizo de Somuncurá y al este por la costa Atlántica. Esta Subregión (XIII Río Negro, Región Patagónica) presentaría el cuadro estratigráfico local indicado en la Tabla 3 (Hidroestratigrafía propuesta para la Subregión Hidrogeológica XIII).

viernes, 24 de junio de 2011

Capítulo 4: Perforaciones de estudio - Geología de la perforación - Perfil geológico característico - Formaciones Marifil, Gran Bajo del Gualicho, Río Negro, Tehuelche, Aluvio reciente - Interpretación del Perfilaje Eléctrico

Capítulo IV

4.1. Perforaciones de estudio en la región:

Los elementos de juicio preliminares, obtenidos a partir de los sondeos geoeléctricos verticales y de la observación de los afloramientos en la región, nos permitieron elegir el lugar conocido antiguamente como “La Travesía”, ubicado a 17,5 km. al oeste del empalme de las Rutas Nacionales 3 y 23. Allí, en un lote adyacente a esta última ruta, se realizaron nuevos sondeos geoeléctricos, para una prospección en detalle, con el objetivo de ubicar convenientemente las perforaciones, y de acuerdo a la información que brindaron, se realizó un total de cinco pozos de estudio, por lo que denominaremos este lugar como Campo de Bombeo.

Evaluando las características de cada una de las perforaciones realizadas, se estimó como la más representativa del área en estudio a la número II, utilizándola como pozo tipo, por lo que en la misma se efectuó un control geológico en detalle durante la perforación, con análisis litológico, granulométrico y micropaleontológico de muestras tomadas metro a metro. Finalizada esta perforación se ejecutó en la misma un sondeo con perfilaje resistivo, con fines de estudio y de diseño de la perforación definitiva.

Con los resultados obtenidos se definió el diseño de entubamiento del pozo de exploración - explotación definitivo y su respectivo pozo de observación. El primero fue construido con entubado en caño de PVC de 6 pulgadas de diámetro, en los primeros 70 metros y los últimos 4 metros con el mismo caño de PVC, ranurado, como filtro. Por las características del acuífero, esto es, con características de fisurado, con arenas medias y gruesas, no se estimó necesario el engravado del pozo, mientras que el piezómetro de observación se encamisó con cañería ciega de PVC de 3 pulgadas y filtro ranurado.

Seguidamente se realizó el desarrollo del pozo, que comenzó con un lavado del mismo bajando la columna de barras hasta alcanzar la profundidad final entubada. Se efectuó con agua limpia hasta la total eliminación de los residuos de la perforación o lodos; y para estabilizar las formaciones acuíferas, eliminando sus materiales finos cercanos al filtro ranurado, lograr un mejoramiento de su granulometría para obtener un rendimiento óptimo del caudal característico o específico, y prolongar la vida útil de la captación. Luego se instaló el equipo de bombeo, consistente en una electrobomba sumergible, con la cañería de impulsión respectiva, alimentadas por un grupo electrógeno generador de energía.

Las demás perforaciones se utilizaron como apoyo, y en el caso de la número III, se utilizó como piezómetro durante los ensayos de bombeo escalonado y a caudal constante realizados sobre la captación nº II.

4.2.- Geología de la perforación

4.2.1.- Perfil geológico característico del área en estudio

De la observación y análisis del muestreo litológico metro a metro que se efectuó durante la perforación de los pozos en el campo de bombeo (Foto 11), y de los afloramientos reconocidos durante el recorrido de la región, se ha podido determinar la geología de los sedimentos, niveles clásticos y del basamento hidrogeológico. La descripción del análisis a grano suelto se detalla en la Tabla n° 6.

A partir de las muestras extraídas se integra el siguiente perfil tipo para la zona de La Travesía, donde se encontraron las siguientes formaciones:

Formación Marifil: Se reconoció a partir de los datos de la perforación La Travesía II, a los 115 m.s.n.m., donde se encontraron riolitas, porfíricas e ignimbriticas, correlacionables con esta Formación, que también aflora más hacia el extremo noroeste del área en estudio. Se trata de rocas volcánicas ácidas de color castaño rojizo. Los cortes delgados, obtenidos a partir de los recortes de perforación obtenidos corresponden a las Fotos 1 a 4.

Formación Gran Bajo del Gualicho: Reconocida entre los 126 y 115 m.s.n.m. en la perforación La Travesía II, y como aflorante en los barrancos y faldeos de todos los bajos mayores. También se la observó en la costa, en los acantilados de la localidad de Las Grutas, reconociéndose el contacto con la Formación Río Negro que la suprayace (foto 6). Está constituida casi exclusivamente por arenas muy finas y limoarcillas, gris verdosas, con abundante material tobáceo, y la presencia de micro fósiles marinos y glauconita.

Formación Río Negro: reconocida en el análisis a grano suelto de las perforaciones realizadas, y confirmado por el perfilaje realizado en el pozo La Travesía II. También se la reconoció por los afloramientos en la región, ubicados hacia el noreste, justo inmediatamente antes del comienzo de la cobertura de Rodados Tehuelches, y también en los bordes de los bajos, mayores y menores. Constituida por areniscas de grano medio a fino, limoarcilitas y lentes cineríticos, con cementación calcárea. En el campo de bombeo encontramos a esta Formación a partir de los 178 m.s.n.m., hasta los 126 m.s.n.m., donde está el pase a la formación subyacente. Hacia el extremo oeste del área de estudio esta Formación es cubierta en forma discordante por los basaltos de la Formación Somuncurá (Foto 5).

Formación Tehuelche: Si bien los también denominados Rodados Patagónicos no afloran estrictamente en el campo de bombeo, si lo hacen a 50 metros de allí, cubriendo una amplia zona hacia el norte y hacia el este en el área de estudio. (ver Mapa 1). Está constituida por conglomerados polimicticos, clasto sostén, de clastos medianos a gruesos, con clastos finos en forma subordinada, escasa matriz arenosa y cementación calcárea.

Aluvio reciente: Reconocidos en los primeros 8 metros de la perforación La Travesía II, y en numerosos cañadones y quebradas que convergen hacia el fondo de los bajos, también lo observamos en el fondo, o rodeando, a los bajos menores. De diversa litología, pero fundamentalmente constituidos por arenas, gruesas y medias. Eventualmente en los cauces de los arroyos insumidos (Paja Alta, Chasicó y Tembrao) podrían existir unas facies más gruesas (Fotos 13 y 14). Por observación de sedimentos a grano suelto y por interpretación de perfilaje, en el campo de bombeo se encuentran entre los 186 y 178 m.s.n.m.

4.2.2 Interpretación del Perfilaje Eléctrico

En el área de la batería de explotación, específicamente en la captación denominada La Travesía II, se realizó un perfilaje eléctrico para elaborar el diseño final del pozo, especialmente en lo que respecta a la ubicación del filtro. La profundidad del sondeo dependió de la conservación de la perforación y la estabilidad de la misma, pudiéndose perfilar hasta los 74 metros por debajo del nivel de pozo (m.b.b.p.), realizándose perfiles resistivos y de potencial espontaneo, lo que permitió además ajustar los pases formacionales inferidos a partir de los recortes de perforación.

En general el perfilaje realizado muestra un alto grado de semejanza en los valores de resistividad obtenidos mediante los SEV. En el tramo comprendido entre los 0 y los 34 m.b.b.p. las resistividades son muy elevadas, características de sedimentos psefíticos y psamíticos en la zona no saturada. Entre los 34 y 58 m.b.b.p. se determinaron bajas resistividades que corresponde a niveles arcillosos o arcillo limosos que también forman parte de la zona no saturada. En el tramo comprendido entre los 58 y 63 m.b.b.p los valores de resistividad aumentan nuevamente y corresponden a niveles de gravas finas con elevado contenido de arcilla, también en la zona no saturada. Finalmente en el tramo comprendido entre los 64 y 70 m.b.b.p., se observan valores bajos de resistividad, que corresponden a arenas finas a muy finas, de la zona saturada y que contienen aguas de elevada salinidad, lo que explica la también elevada conductividad. La diferencia apreciable entre la normal corta y larga permite interpretar una porosidad y permeabilidad secundaria que no son significativas.

El tramo final, ubicado entre los 70 y 74 m.b.b.p. se atribuye una grava fina o material de alteración de roca volcánica, también saturada con aguas de elevada salinidad. La resistividad final se atribuye a la respuesta de la roca volcánica, sin alteración y de composición riolítica, interpretada como el basamento hidrogeológico del área.

jueves, 23 de junio de 2011

Capítulo 3 - Antecedentes Geológicos - Generalidades y Estratigrafía

3.2. Antecedentes Geológicos

3.2.1. Generalidades y Estratigrafía:

En la zona en estudio predominan los depósitos del terciario superior – cuaternario, inferior, correspondientes a los rodados patagónicos o a depósitos coluviales y aluviales. El basamento presilúrico, las plutonitas pérmicas y las vulcanitas jurásicas afloran en el sector oeste del área. Por encima de estos se ubican, en el mismo sector las sedimentitas marinas del Maastritchtiano – Daniano y los basaltos oligocenos. Las sedimentitas marinas y continentales del Terciario medio – superior, se encuentran en los bordes de los bajos mayores y los acantilados de la costa, asomando por debajo de los rodados y apoyadas en las vulcanitas jurásicas y las sedimentitas maastrichtiano – danianas.

1) Basamento Precámbrico - Paleozoico: Está constituido principalmente por rocas ígneo metamórficas (gneises, esquistos, filitas, granitos, granodioritas, tonalitas y pegmatitas) y sedimentitas paleozoicas. En ambos casos, y desde un punto de vista hidrogeológico, se consideran impermeables a escala regional. El agua existente procede de las zonas meteorizadas o fracturadas, las cuales van decreciendo progresivamente en importancia al aumentar la profundidad. En el área de Sierra Grande – Valcheta esta unidad corresponde al Complejo Mina Gonzalito, Formación Jagüelito y Formación Pailemán. (Lambán, 1998).

La Formación Nahuel Niyeu, definida por Caminos, (1983), para describir el basamento metasedimentario de grado bajo a muy bajo que, en el Macizo Nordpatagónico, aflora desde el sur de la localidad de Nahuel Niyeu hasta los alrededores de Aguada Cecilio. Wichman (1926) las había mencionado anteriormente pero incluyéndolas en lo que llamó Basamento Cristalino, junto con las plutonitas neopaleozoicas, pero sin diferenciar los distintos componentes. Ramos (1975) al oeste de la mina Gonzalito, describe una faja discontinua de afloramientos, desde Rincón Verde hasta cerca del margen izquierda del Arroyo Salado, compuesta de metamorfitas de bajo grado, llamándolas Formación Jagüelito. Stipanicic y Methol (1972) correlacionaron las rocas metamórficas definidas por Ramos (1975) con las metamorfitas aflorantes en el ámbito de la Hoja 4166-II San Antonio Oeste y con los esquistos, filitas y pizarras de la zona de Sierra Grande, anteriormente asignados por De Alba (1964) al precámbrico. Otros estudios específicos en relación con esta unidad, fueron realizados en los últimos años por Linares et. al. (1990), Cagnoni et. al. (1993) y Chernicoff (1994). Esta Formación aflora en el área bajo estudio entre Aguada Cecilio y laguna Curicó. Conforma lo que González Díaz y Malagnino (1984) denominan peneplanicie exhumada, presentándose en un relieve muy suave cubierta por sedimentos cuaternarios en mayor o menor medida, con superficies aflorantes netas reducidas. Esta situación dificulta la observación de los contactos con las formaciones suprayacentes.

Litológicamente se compone de un conjunto de tres rocas: semiesquistos, esquistos cuarzo - feldespático - biotíticos y hornfels. Los esquistos, de color gris verdoso, tamaño de grano mediano a fino y superficies de meteorización cubiertas por delgadas pátinas arcillosas, presentan al microscopio textura granoblástica - homeoblástica y están compuestos por cuarzo, feldespato alcalino, biotita y oligoclasa (Martínez et al. 1998). Los semiesquistos, de color gris, grano fino a mediano, compuestos por cuarzo, feldespato calcosódico y mica, presentan al microscopio textura glanoblástica - cataclástica, con litoclastos de cuarzo, feldespato calcosódico, moscovita y biotita en láminas. La matriz, recristalizada en parte por un incipiente metamorfismo dinámico, está compuesta por moscovita, sericita y clorita (Martínez et al. 1998). Los hornfels, de color gris oscuro a pardo amarillento, tienen textura granoblástica y se los puede ubicar en la facie de hornfels albítico - epidóticos, de baja temperatura. En general los afloramientos presentan una esquistocidad subvertical, este - oeste y noreste - sudoeste. Presentan evidencias de haber sido plegadas y dislocadas, reconociéndose antiformas con ejes verticales en la zona de Puesto Betbader.

En su techo descansan discordantemente las cuarcitas de la Formación Sierra Grande al oeste de la Salina de Gualicho, formación Puesto Piris al norte del puesto homónimo, Formación Marifil al noroeste y norte de Aguada Cecilio y Formación Arroyo Barbudo en los alrededores de Aguada Cecilio (Martínez et al. 1998). Entre la Salina del Gualicho y Salitral del Gualicho, norte de Puesto Piris y norte de Puesto Lucero, son intruídos por granitos pérmicos del Complejo Plutónico Pailemán. Caminos (1996), le asigna provisionalmente una edad Proterozoico superior basándose en la datación Rb/Sr que dio 600+25 ma (Linares et. al., 1990), pero manteniendo una actitud dubitativa respecto a la edad real y recomendando resolver este problema en futuras investigaciones. Ramos (1975), también le asignó a la Formación El Jagüelito (de gran similitud litoestratigráfica con la Formación Nahuel Niyeu) una edad precámbrica, por estar cubiertas en forma discordante por la Formación Sierra Grande, pero admitiendo la posibilidad de que sean eopaleozoicas (presilúricas). Ante la falta de otras dataciones absolutas y debido a la escasa expresión areal de los afloramientos en el área de este trabajo, en gran parte cubiertos por sedimentos actuales, no se puede compartir la opinión de Caminos (1996) en cuanto a la edad Proterozoico superior con dudas para la Formación Nahuel Niyeu.

2) Complejo volcánico Triásico-Jurásico: Esta secuencia volcánica se desarrolla en el ámbito del Macizo Nordpatagónico. Litológicamente se encuentra constituida por riolitas, riolitas porfíricas, ignimbritas y tobas. También se incluyen dentro de este grupo las andesitas, dacitas y brechas del Terciario al presentar un comportamiento hidrogeológico similar. Las riolitas, junto con las riolitas porfíricas, son las rocas más representativas, presentándose en forma de coladas. Las andesitas se presentan en forma de mantos discontinuos y se trata de rocas de aspecto afanítico y grano fino. También se pueden encontrar areniscas de grano medio a conglomeráticas con fósiles de plantas. Desde un punto de vista hidrogeológico se trata de rocas con porosidad intersticial y fisural, hidrogeológicamente impermeables a escala regional. En la zona de Sierra Grande-Valcheta este complejo se encuentra representado por la Formación Marifil (Malvicini y Llambías, 1974), mientras que en la zona de Sierra Colorada-Los Menucos-Maquinchao corresponde a la Formación Sierra Colorada y Formación Los Menucos. (Lambán, 1998).

La Formación Marifil: Malvicini y Llambías, (1974), dieron el nombre de Formación Marifil a afloramientos de riolitas e ignimbritas, de considerable extensión en el sudeste del Macizo Nordpatagónico, en las cercanías del límite Río Negro – Chubut (arroyo Verde), extendiendo sus afloramientos hacia el norte sin precisar sus limites. Posteriormente Núñez et. al. (1975), basados en datos radimétricos y paleontológicos, extienden el dominio de esta unidad a la zona de Valcheta y aledaños, y por último Cortés, (1981), eleva la unidad a categoría de complejo.

Litológicamente se encuentra constituida por ignimbritas, tobas, y principalmente por riolitas, riolitas porfíricas. Éstas se encuentran dispuestas en forma de coladas. Desde un punto de vista hidrogeológico se trata de rocas con porosidad intersticial y fisural, que a escala regional son impermeables.(Lambán, 1998). En la comarca comprendida en este trabajo, el Complejo Volcánico Marifil aflora en la peneplanicie exhumada, asomando por debajo de la meseta basáltica, mayormente hacia el este de esta, quedando relictos en forma de suaves lomadas al norte de la Ruta Nacional 23. En este mismo sector hay otros pequeño afloramiento al este de la laguna Curicó. (Martínez et al. 1998).

Las riolitas se presentan de color pardo rosado, con fenocristales de cuarzo y feldespato muy alterados. Tiene textura porfírica con fenocristales de cuarzo y feldespatos euhedrales de habito tabular. La mesostasis está formada por un agregado de pequeños individuos de cuarzo, feldespato y material arcilloso. (Martínez et al, 1998). Las vulcanitas de la Formación Marifil se apoyan sobre las metamorfitas del basamento y los conglomerados de la Formación Puerto Piris en la zona al oeste de Aguada Cecilio, donde son cubiertas por la Formación Arroyo Barbudo y los basaltos de la formación Somún Curá. (Martínez el al, 1998). La edad considerada, usualmente sobre la base de la flora de Benettitales (Otozamites, Dictyozamites y Ptilophyllum) encontrada y a diversas dataciones radimétricas, es de edad jurásica media. Núñez et. al. (1975) menciona dataciones de una edad de 170+10 m.a., mientras que una datación de una riolita del cerro Chenque (Gran Bajo del Gualicho) hecha por Lizuaín (1983) dio una edad de 153+10 m.a.

Otras dataciones en afloramientos asignados a la Formación Marifil fuera de la zona (Sierra de Pailemán) han dado edades que llegarían al Liásico alto (188+1 m.a., Rb/Sr roca total) por lo que la edad a asignarle es Lias-Dogger en sentido amplio. (Martínez et al, 1998)

3) Sedimentitas continentales Cretácico-Terciarias. Constituidas por sedimentos continentales con importantes variaciones de litofacies (Grupo Neuquén). Litológicamente se trata de una sucesión de areniscas gruesas, en parte conglomeráticas, con presencia de restos de troncos silicificados y abundantes saurios. En la zona de Sierra Grande-Valcheta sobre esta formación se sitúa la Formación Los Alamitos (Franchi y Sepúlveda, 1980) y la Formación Sarmiento (Simpson, 1941; Spalletti-Mazzoni, 1979). La Formación Los Alamitos se encuentra constituida por sedimentos de grano fino: areniscas, arcillitas y limolitas, siendo muy común la presencia de yeso, el cual llega a formar niveles de 15 a 20 cm de espesor. La Formación Sarmiento está constituida por sedimentos piroclásticos de tufitas arenosas, limoarcillosas y brechas con importantes contenidos de vertebrados mamíferos. Desde un punto de vista hidrogeológico todos estos materiales se consideran como sedimentos de porosidad intersticial y permeabilidad baja, con importancia relativa de pequeña a moderada. En Sierra Colorada-Los Menucos-Maquinchao estas sedimentitas únicamente aparecen representadas por el Grupo Neuquén. (Lambán, 1998)

4) Sedimentitas marinas Cretácico –Terciarias: Estos materiales corresponden a dos episodios transgresivos bien definidos. El primer episodio da lugar a la denominada Formación Roca mientras que el segundo corresponde a la Formación Patagonia. La Formación Roca (Roth, 1899) se encuentra constituida por arcillas compactas, margas, calizas arcillosas y calizas compactas, cuyos afloramientos no superan los 30 m de espesor. En algunas localidades se inicia con un conglomerado basal seguido por una secuencia arenosa calcárea. Esta formación aflora tanto en la zona de Sierra Grande-Valcheta como en la de Sierra Colorada-Los Menucos-Maquinchao. La Formación Patagonia se apoya en discordancia angular sobre las formaciones más antiguas. De base a techo se encuentra constituida por conglomerados (en ocasiones brechoides), tobas cineríticas, areniscas calcáreas y por último, un banco de caliza con abundantes restos de Ostrea sp. Se caracteriza por presentar una disposición horizontal en afloramientos que no superan los 140 m de espesor. Esta formación únicamente aflora en Sierra Grande-Valcheta. Desde un punto de vista hidrogeológico, tanto la Formación Roca como la Formación Patagonia se agrupan dentro de los sedimentos de porosidad intersticial y permeabilidad baja, con una importancia hidrogeológica muy pequeña. (Lambán, 1998). Esta poca importancia está íntimamente relacionada con la mala calidad del agua, como se verá más adelante.

La Formación Bajo Gualicho: Dentro del área de trabajo y alrededores, han sido aplicadas varias denominaciones a las sedimentitas marinas consideradas eocenas – miocenas correspondientes a las ingresiones llamadas patagoniense y entrerriense. Kaasschieter, (1963), definió la Formación Barranca Final, con perfil tipo situado en los acantilados a lo largo de la costa del Golfo San Matías, cerca de la localidad homónima. El perfil tipo se caracteriza por arcilitas y arcilitas arenosas con intercalaciones tobáceas, grises. En los pozos, la parte inferior se distingue por su alto contenido de tobas y por ser a menudo de grano mas grueso que la parte superior, que es generalmente arcillosa. Según Kaasschieter (1965), la parte inferior tobácea puede ser distinguida al oeste y sudoeste de su zona de estudio y parece pasar a depósitos descriptos por Feruglio (1949-1950) como “Patagoniense (a lo largo de la costa atlántica al norte de Comodoro Rivadavia). En los pozos estudiados por Kaasschieter (1965), los espesores son los siguientes: Pedro Luro-1 470m; , Colorado-1 772m; Lagunas Dulces-1 265m.

De acuerdo a Kaasschieter (1965), no se observan contactos en el perfil tipo; en el subsuelo, apoya sobre las Formaciones Elvira y Ombuctá y es cubierta por la Formación Belén. Las especies de foraminíferos planctónicos que Kaasschieter (1965) cita para esa unidad, clasificados en forma provisoria, indican una edad Terciario superior – Cuaternario. Gelós et. al. (1993) estudiaron varios perfiles muy cercanos a la localidad tipo de la Formación Barranca Final. Sin embargo, no mencionan a esta unidad y asignan las sedimentitas en cuestión a la Formación Patagonia (Stipanicic y Methol, 1972), cubierta en esa localidad por la Formación Río Negro. Camacho (1967) en un trabajo de carácter general, menciona estratos eocenos en el Gran Bajo del Gualicho, correspondientes al Entrerrianense. Entre las localidades con Venericor, genero que identifica las sedimentitas eocenas, menciona a San Antonio Oeste. En su mapa paleogeográfico del Mioceno superior incluye la costa norte del Golfo San Matías, pero según se desprende del texto, las incluye en la Formación Entre Ríos. Feruglio (1949-1950) ubica al “Patagoniense” en el Oligoceno superior a Mioceno inferior, y el “Entrerriense” en el Mioceno superior a Plioceno inferior. Finalmente Gelós et. al. (1993) manifiestan que la unidad que ellos denominan Formación Patagonia “sería equivalente por sus características litoestratigráficas a la Formación Gran Bajo del Gualicho”.

Porro y Fidalgo (1981) denominan Formación Patagonia (Riggi, 1980) a los afloramientos de la costa al sur de San Antonio Oeste, aclarando que correspondería al miembro Monte León que en la zona litoral de Santa Cruz y sur de Chubut es del Oligoceno tardío. Además establecen la continuidad de estos depósitos con los que menciona Núñez (1973) para la región de Valcheta y Luzuaín y Sepúlveda (1978) para el Bajo del Gualicho. La Formación Gran Bajo del Gualicho fue definida por Luzuaín y Sepúlveda (1978) para caracterizar una secuencia de sedimentitas marinas subhorizontales, compuesta por fangolitas arenosas, margosas y calcoarenosas, areniscas de grano fino a medio, areniscas calcáreas y limoarcilitas, con abundante yeso, aflorantes en el área del Gran Bajo del Gualicho y en la Salina homónima, incluyendo en estas sedimentitas a las atribuibles por una parte al Patagoniense (Camacho, 1974), y por otra, a la Formación Entre Ríos (Rizzolo, 1968), pero que litológicamente son muy similares.

Reicher y Camacho (1992) identificaron a la Formación Gran Bajo del Gualicho en un perfil del Cerro Bandera. Las sedimentitas consisten en areniscas tobáceas, predominantemente castañas. Asignándoles edad eocena por la presencia de Venicor e Iheringgiella patagoniensis y mencionan que las características litológicas y paleontológicas concuerdan muy bien con la sección inferior de la Formación Gran Bajo del Gualicho, y también con las de la Formación Vaca Mahuída.

En el área de trabajo estas sedimentitas afloran en forma discontinua pero muy generalizada, en el sector centro – noreste, constituyendo los barrancos y faldeos de todos los bajos mayores y en la zona sur de San Antonio Oeste, generalmente cubierta por coluvio cuaternario, no permitiendo visualizar secuencias continuas, pese a tener un espesor que a la altura de Las Grutas sería de más de 200 m.. Los afloramientos se interrumpen al llegar sector sudoeste, debido a que esta zona corresponderían a un elemento positivo en la época de la ingresión.

La litología de esta Formación se destaca por tener una composición, casi exclusiva, arcillo arenosa, de colores varían entre pardo amarillento y pardo grisáceo, en distintos grados de intensidad, con variaciones blancas y verdosas. Se distinguen arcilitas, arcilitas con variaciones areno - margosas, calcoarenosas, areniscas de grano mediano a fino, areniscas coquinoide, arcillosas y calcáreas, siendo también importante la presencia de material tobáceo y la abundancia de niveles con yeso, cristalino o pulverulento, intercalados concordantemente en el paquete sedimentario o en forma de laminas de no más de 10 cm de espesor, que cortan los bancos (Martínez et al., 1998).

Las estructuras y relaciones estratigráficas se manifiestan en algunos lugares, pero claramente en la Ruta Nacional nº 3, al oeste de San Antonio Oeste, donde la ruta dobla al sur; se observa el contacto discordante con la Formación Río Negro que la suprayace. El contacto, también discordante, con la Formación Arroyo Barbudo, se observa fuera del área de estudio en la mitad occidental del Gran Bajo del Gualicho.
La unidad se dispone preferentemente en bancos suborizontales, lenticulares con espesores que varían entre los cincuenta centímetros y dos a tres metros,. La longitud de los lentes no es muy fácil de determinar debido a los discontinuo de los afloramientos, pero en general tienen longitud mayor a los diez metros. estos bancos suelen presentar estructura interna marcada, mayormente estratificación entrecruzada en artesa y en menor medida laminación o estratificación subparalela.
En cuanto a la edad, Reichler y Camacho, (1992), consideran Eoceno la edad de la sección inferior por la presencia del género Venericor, aunque ya Rossi de García et. al, (1980), habían establecido que dicho género en realidad correspondía a Neovenericor nov.gen. de edad Oligoceno superior. Gelós et. al. (1993) y Ángulo et. al. (1978) asignan estas sedimentitas al Mioceno superior, basados en la edad otorgada a esta formación por Feruglio (1950) y Camacho (1967). Mencionan además que numerosos trabajos de áreas restringidas se han dado a conocer en distintas oportunidades sobre el tema, ellos no varían mayormente su ubicación estratigráfica. Malumián et. al. (1984) reconocieron foraminíferos de la asociación Criobrotalia hornibrooki, de edad oligocena - miocena temprana en una muestra de la Formación, y Concheyro reconoce nanofósiles calcáreos de la especie Triquetrorhabdulus carinatus martini, del Oligoceno tardío al Mioceno temprano (Zonas NP25-NN2 de Martini, 1971), en muestras recogidas en las tareas de campo correspondientes a este trabajo. De acuerdo con estos antecedentes se establece para la formación una edad que va del Oligoceno (sensu latu) al Mioceno temprano. (Martínez et al., 1998)

La Formación Roca: Fue definida por Root (1899) y formalizada por Andreis (1965) en la desembocadura del Río Negro, y posteriormente otros autores trabajaron sobre la unidad, como Feruglio, (1949-50), y De Ferrariis,(1964). En el ámbito del área de trabajo aflora en los bordes de la meseta coronada por los Rodados Patagónicos, y en los bordes de los bajos, tanto en los mayores como en los menores. Los afloramientos son discontinuos y en gran parte se hallan cubiertos por coluvio, por lo que no se ha podido realizar perfiles completos de esta formación. Los espesores considerados para la zona son en general de 10 a 15 metros.

Litológicamente está compuesta por areniscas de grano mediano a fino con el típico color gris azulado, a pardo grisáceo, con alta friabilidad y limoarcilitas pardo claras a rosadas. Aisladamente se encuentran lentes cineríticos blanquecinos de escaso desarrollo y espesores de no más de 2 metros. Las areniscas son predominantes en el paquete sedimentario y se encuentran en bancos macizos o con laminación normal o estructura diagonal y entrecruzada, de no más de tres centímetros de ancho. Los espesores de estos bancos varían de 10 centímetros a 5 metros.

Mineralógicamente se componen de cuarzo, plagioclasa y opacos como minerales principales. El cuarzo es microcristalino, anhedral, subanguloso y en la mayoría de los casos con extinción ondulante, la plagioclasa es subhedral con algunos casos de estructura zonal y escasa alteración sericítica, los opacos son generalmente biotita alterada, hipersteno y hornblenda. En orden decreciente se encuentra además, vidrio volcánico y líticos volcánicos y en cantidades escasas de epidoto, cianita, calcita y circón. Hay yeso, laminar y fibroso, generalmente acumulado en la base de los bancos o entre ellos , formando finas capas concordantes o cortando los bancos. El material pelítico subordinado se encuentra en bancos de no mas de 2 m de espesor, finamente laminados o macizos. Las psamitas de la Formación Río Negro cubren en aparente discordancia erosiva a las sedimentitas de la Formación Gran Bajo del Gualicho (esta relación se observa bien en Puesto Urceda y al este de la Ruta Provincial 2 sobre el borde norte del Gran Bajo. Sepúlveda, (1983), menciona que se apoya en concordancia con lo que él define como Formación Puerta del Diablo, que no sería otra cosa que un segmento con faunas entrerrienses de la Formación Gran Bajo del Gualicho, pero esto no es general ya que la mayoría de los lugares aparece en aparente discordancia. A su vez la Formación Río Negro es cubierta en forma discordante por lo Rodados Patagónicos.

Distintas edades se le asignaron a esta unidad, desde Mioceno inferior hasta Pleistoceno, pero más recientemente fue aceptada una edad pliocena media a superior, que Pascual et. al., (1965), citan como edad pliocena media, sobre la base de mamíferos hallados en la localidad de General Conesa y en la Desembocadura del Río Negro. En el perfil levantado al noreste del Puesto Echávez por Lizuaín, (1983), se hallaron fragmentos de cráneo y maxilares con dentición completa de Mesotheridae (Notoungulata) Spp, transicional entre Eutypotherium y Typotheriopsis, asignables al Plioceno inferior, casi en el límite Mioceno – Plioceno, por lo que le asigna una edad Pliocena inferior – media a los afloramientos en la zona de trabajo.

5) Basaltos Plio-pleistocenos: Esta formación fue definida por Ardolino, (1981), y corresponde a una importante sucesión de coladas de vulcanitas básicas y tobas que cubrieron una enorme superficie, la cual sobrepasa en la actualidad los 20.000 km². Se encuentra constituida principalmente por basaltos olivínicos de grano fino, tobas vítreas y cineríticas. Son los denominados “basaltos de meseta”, que se disponen de forma subhorizontal en discordancia erosiva sobre las plutonitas de la Sierra Paileman, riolitas de la Formación Marifil y sedimentos marinos de la Formación Roca. Estos basaltos se encuentran cubiertos en la Alta Sierra de Somuncurá por basaltos y traquitas correspondientes a las formaciones Curriqueo y Quiñelaf. Se presentan en forma de coladas y se encuentran afectados por numerosos planos de diaclasas horizontales y verticales, generalmente abiertas. En general presentan una textura masiva, aunque en el extremo superior y en el contacto con los materiales subyacentes estas coladas presentan una textura más alveolar o vesicular. El espesor es muy variable, desde algunos pocos metros hasta más de 100 m. Se puede considerar como dato medio un espesor de unos 15 m (variando entre los 10 y 25 m). Los espesores más importantes se encuentran generalmente en las áreas de cabecera de los distintos arroyos que nacen en la meseta. Como se verá más adelante es la formación que presenta mayor interés desde el punto de vista hidrogeológico definiéndose como rocas de porosidad intersticial y fisural de permeabilidad baja a alta y de gran importancia hidrogeológica. Los materiales correspondientes a esta formación constituyen la principal área de recarga a escala regional de la Meseta de Somuncurá. (Lambán, 1998)

La Formación Somún Curá: Definida por Ardolino, (1981), para agrupar un conjunto de rocas volcánicas de composición basáltica con amplia distribución en el noroeste y este del inmenso campo de lava que constituye la meseta de Somún Curá. Se destacan para estas rocas, las denominaciones Formación Puesto Muñoz (Pesce, 1979) y Basalto Coná (Yllánez y Lema, 1979), definidas para las zonas marginales de la meseta, ya que representarían secciones parciales de la secuencia basáltica oligocena, que está, que está mejor desarrollada tanto superficial como verticalmente en el borde sudoriental de la meseta de Somún Cura. En la zona de trabajo, afloran solo en el ángulo sudoeste, al sur, sudoeste y oeste de Aguada Cecilio, entre la Ruta Provincial 58 y la Ruta Nacional 23, constituyendo una meseta suavemente ondulada, que cobra altura hacia el oeste, sin grandes desniveles relativos.

Los espesores son variables, desde un par de metros en la zona marginal aumentando hasta treinta metros hacia el centro de la meseta, espesores estos debidos a la superposición de varias coladas, fuera del área en estudio.

Litológicamente la Formación Somún Curá está constituida por basaltos olivínicos de colores gris a gris oscuro, con abundantes motas castaño – rojizas y numerosas vesículas. Al microscopio, según Cucchi, (1979), son holocristalinas con textura intergranular a subofilítica, compuestos por plagioclasa ácida (oligoclasa – andesina) con olivina casi totalmente alterada a iddingsita. Las vesículas pueden estar rellenas de zeolitas, en algunos casos con rebordes cloríticos y vidrio con estructura esferulítica.

En algunos lugares, entre las coladas se intercalan lentes de basalto escoriáceo de diez a quince centímetros de litología y es común observar intercalaciones blanquecinas de niveles calcáreos arcillosos de origen hidrotermal. La identificación de las coladas también se puede realizar utilizando el diaclasamiento vertical presente, la alternancia de zonas vesiculares y masivas, o por la delgada superficie de discontinuidad que queda entre coladas de diferente edad, rellena de un material terroso pardo. Hacia el extremo oriental del área en estudio, en las cercanías de Aguada Amarga, se observan por lo menos dos coladas, separadas por una capa de toba blanquecina. Se disponen en los bordes de la meseta, al sur del cerro Sombrero, elevación esta que constituye uno de los pocos relictos de basalto al norte de la Ruta Nacional nº 23. Ardolino, (1981) menciona la presencia de tobas de la Formación Sarmiento acompañando las efusiones de los basaltos oligocenos en el área de Telsen, encontrándolas por debajo, intercaladas entre las coladas o incluso cubriéndolas, pero la escasa expresión de las tobas presentes en la zona, y el no poder observarlas excediendo el ambiente de la meseta basáltica, no permite establecer si estas tobas pertenecen a la Formación Sarmiento o son pequeños eventos locales que acompañan las coladas.

Las primeras referencias de la edad de los basaltos corresponden a Wichmann, (1927), quien las incluyó en el Basalto I y II del Mioceno y Plioceno respectivamente. Flores, (1957), en Telsen, los asocia al Sarmientense y Nakayama et. al, (1979), les atribuye a una edad eocena – oligocena, basado en la intercalación con las Tobas Sarmiento. Page, (1977), basado en consideraciones estratigráficas y radimétricas considera a los basaltos de la zona de Telsen, pertenecientes a esta formación, como correspondientes a dos ciclos: uno Oligoceno y otro Mioceno. Basándose en numerosas dataciones, Ardolino, (1981), señala dos subagrupamientos isotópicos, uno en el Oligoceno medio y otro en el Oligoceno superior, lo que podría indicar dos periodos de actividad magmática. Un agrupamiento equivalente es presentado por Marshal et. al., (1976), para basaltos y tobas asociados con los horizontes portadores de mamíferos del terciario medio y superior en la Patagonia. Por lo expuesto, se considera una edad Oligoceno para estas rocas en el presente trabajo.

6) Complejo sedimentario Post-Plioceno: Se agrupan dentro de este complejo los depósitos continentales del Terciario Superior (Formación Río Negro) y todos los sedimentos correspondientes al Cuaternario: depósitos aluviales, coluviales, eólicos, lagunares, Formación Tehuelche (“Rodados Patagónicos”) y depósitos de remoción de masa (derrumbes marginales de la meseta basáltica). La Formación Río Negro (Plioceno) se compone de areniscas de grano medio a fino que progresivamente aumentan el tamaño de los granos hacia el noroeste. Estas areniscas se encuentran intercaladas por cuerpos lenticulares de arcilla a distintos niveles. Los máximos espesores alcanzan los 150 m disminuyendo progresivamente en dirección oeste y noroeste. Los sedimentos aluviales, coluviales y eólicos aparecen rellenando tanto los cursos de agua permanentes y temporales como los fondos de las depresiones y pequeñas lagunas. Estos sedimentos se encuentran constituidos por gravas, arenas, limos y arcillas en diferentes proporciones. La Formación Tehuelche (“Rodados Patagónicos”) tiene un importante desarrollo superficial, coronando las mesetas y terrazas más amplias. Litológicamente se componen de gravas con clastos polimícticos, con matriz arenosa, y se encuentran cementados en su base por carbonatos. Desde un punto de vista hidrogeológico se consideran como sedimentos de porosidad intersticial y permeabilidad de moderada a alta, de gran importancia hidrogeológica. Esta importancia se debe a su amplia extensión y al gran número de captaciones existentes en los mismos. (Lambán, 1998)

Rodados Patagónicos: Bajo esta denominación se incluyen depósitos de gravas y gravas arenosas que constituyen los afloramientos de mayor extensión areal, abarcando desde el borde sur del Gran Bajo del Gualicho y Bolsa del Gualicho al norte hasta el macizo de Somún Cura al sur, y desde la laguna de Curicó al oeste y la costa del Golfo San Matías al este. Litológicamente están constituidos por un conglomerado polimíctico, clasto sostén, de clastos medianos a gruesos, con clastos finos en forma subordinada, matriz escasa arenosa y cierta cantidad de material calcáreo, no superior al 10%. El cemento .resulta netamente calcáreo, es abundante en la parte superior y llega a desaparecer en profundidad y junto con la matriz indican para el momento de la depositación de las gravas en clima de estaciones bien marcadas, con precipitaciones anuales no superiores a los 500 mm y bajas temperaturas en invierno (Fidalgo y Riggi, 1970). Los clastos son redondeados a subredondeados y están integrados por vulcanitas (riolitas, dacitas, andesitas y basaltos), plutonitas, cuarcitas y sedimentitas. Hay algunos lentes arenosos de escasa magnitud.

El origen de estos rodados genero una extensa controversia, siendo considerados marinos, glaciares, fluviales y glacifluviales. Fidalgo y Riggi (1970) sintetizaron el problema manifestando que en la Cordillera Patagónica pueden ser de origen glaciar y glacifluvial, pero en la zona intermedia y vecindades de los mayores cursos de agua, el origen fluvial sería el más frecuente. Estructuralmente estos depósitos de conglomerados no presentan en general evidencias de estratificación, aunque en algunos cortes en canteras, se observan groseras estratificaciones diagonales y hasta algunas artesas. Los espesores decrecen en líneas generales hacia el este, teniendo un promedio de hasta 5 m de espesor en la meseta central, y como máximo 10 m en las canteras ubicadas al sur del área en estudio. Estas características indican, según Fidalgo y Ricci (1970) que la distribución tuvo lugar por medio de paleocanales sobre una superficie con suaves irregularidades constituida por sedimentitas de la Formación Río Negro, en dirección predominantemente noroeste – sudeste. Los Rodados sobreyacen en discordancia erosiva a las rocas de la Formación Río Negro y el techo se localizan, particularmente en las depresiones o bajos menores, sedimentos finos de origen fluvial o eólico. De acuerdo a las consideraciones efectuadas por Fidalgo y Ricci (1970) puede admitirse que los bancos topográficamente más altos habrían comenzado a depositarse en el Plioceno superior, existiendo más de un ciclo de sedimentación durante el Pleistoceno.

Formación Baliza San Matías: Los afloramientos de esta unidad, definida por Angulo et. al. (1978), constituyen con frecuencia las denominadas restingas que se observan en Las Grutas. Sólo son observables con marea baja, quedando casi la totalidad del depósito entre los niveles de pleamar y bajamar. Litológicamente estos depósitos están constituidos por conglomerados con matriz arenosa, con clastos de rodados y valvas de moluscos (como clasto) , con una estratificación gruesa pero bien definida, a veces diagonal o entrecruzada en artesa.

Los rodados tienen de tres a cinco centímetros de diámetro su mayoría, y excepcionalmente alcanzan los quince centímetros. Las valvas de moluscos, especialmente pelecípodos, con tamaños de tres a ocho centímetros y espesores de tres milímetros aproximadamente, se hallan fracturadas en su gran mayoría, siendo muy escasos los ejemplares enteros, llegando a estar trituradas al tamaño de la matriz.

El cemento es calcáreo y de color castaño amarillento a castaño oscuro. En algunos sectores disminuye el porcentaje de clastos líticos, aumentando el de la conchilla lo que le confiere el aspecto de lumachella. En la cercanía de Las Grutas se observan abundantes ejemplares de Ostreas sp. Provenientes de la Formación Gran Bajo del Gualicho, mezclados con ejemplares de moluscos actuales.

En el obrador del Puerto de San Antonio Oeste, una perforación del ITMAS dio valores de hasta veinte metros de espesor. Esta unidad se apoya en discordancia erosiva sobre la Formación Gran Bajo del Gualicho y es cubierta en relación similar por la Formación San Antonio, o depósitos marinos actuales. Porro y Fidalgo, (1981), efectuaron dos dataciones de Carbono 14 que dieron edades mayores de 27.000 y 40.000 años, lo que junto a la presencia de moluscos actuales, la posición estratigráfica y las características sedimentológicas los llevaron a signarle una edad Pleistoceno superior, relacionando estos depósitos con un nivel del mar correspondiente al último interglacial. Estos valores sin embargo, están mediatizados por las dudas que le cabe actualmente los valores de Carbono 14, por contaminación atmosférica y no se ajustan a la evidente relación que tienen con depósitos similares en las provincias del Chubut (Hoja Rawson) y Santa Cruz (Hojas Las Heras y Bahía Langara)y los estudios realizados sobre depósitos de cordones y terrazas marinas realizados por varios autores, Feruglio, (1950), Bayarsky y Codignotto, (1982), y Codignotto et. al, (1993). En resumen, se establece para esta Formación una edad tentativa Pleistoceno inferior – medio?, por considerarla más antigua que los depósitos de cerro Unión, pero más joven que los depósitos de Rodados Patagónicos (Martínez et al, 1998).

Depósitos de Piedemonte. Nivel I: Estos depósitos, atribuidos por Núñez, (1973), al Rionegrense, tienen un desarrollo areal reducido, ya que están disectados y son cubiertos por los sedimentos del Nivel II. Se los encuentra inmediatamente al oeste de la laguna y en la Estancia La Pichana. Son depósitos tipo flujo con una grosera alternancia de capas con estratificación diagonal muy mal definida con capas homogéneas más delgadas. Litológicamente de composición conglomerádica polimíctica, con muy pobre selección granulométrica, ya que se encontraron clastos desde 15-20 cm hasta arena gruesa, con abundante matriz arenosa media a fina. Las capas estratificadas tienen en general una granulometría más fina que las homogéneas, llegando a ser areniscas conglomerádicas. El espesor total del afloramiento no supera los cinco a seis metros. Por la posición estratigráfica y las características sedimentológicas, se le asigna una edad tentativa de Pleistoceno medio a superior, (Martínez et al, 1998).

Formación Laguna Indio Muerto: Fue definida por Sepúlveda, (1983), para designar las sedimentitas que coronan los pedimentos en los flancos de los grandes bajos de Valcheta, del Gualicho, Bolsa del Gualicho y de la Laguna Escondida. Constituyendo lo que se suele denominar como depósitos de material en tránsito sobre los pedimentos de flanco. Litológicamente se trata de conglomerados y aglomerados polimícticos de matriz limo arenosa, poco consolidados y groseramente estratificados. Los rodados provienen de la meseta de Rodados Patagónicos y participan también como clastos conchillas provenientes de las formaciones marinas infrayacentes. Presentan una suave pendiente, propia de la superficie de transporte de flanco, pasando en algunos casos en forma insensible a depósitos coluviales o aluviales. Su espesor varia de algunos centímetros a cuatro o seis metros, siendo más potente en la parte proximal. El autor le asigna a estos depósitos una edad holocena por ser posteriores a los rodados patagónicos y considerar además que medió entre ambos un periodo de fuerte erosión. Además están cubiertos por sedimentos modernos sin que medie entre ambos, en la mayoría de los casos, diferencias considerables (Martínez et al, 1998).

Formación San Antonio: Definida por Angulo et. al (1978) para designar a los depósitos de cordones costaneros arenosos con participación variable de conchillas, localizados topográficamente más altos que el nivel actual del canal de mareas de San Antonio Oeste. Estos cordones costaneros arenosos, mencionados por Feruglio (1950) como Terraza VI en Comodoro Rivadavia, se encuentran prácticamente en toda la costa atlántica patagónica, desde Tierra del Fuego hasta San Antonio Oeste. Aflora en los bordes del canal de mareas que rodea San Antonio Oeste, extendiéndose no más de tres kilómetros al norte de la costa y hasta unos diez kilómetros al oeste de la boca del canal. Estos afloramientos se componen de dos o mas lomadas o cordones de uno a tres metros de espesor, estando la inferior compuesta por grava arenosa, con rodados de uno a dos centímetros y conchillas de dos a tres centímetros, con grosera estratificación granocreciente y colores gris blanquecino a gris castaño. El cordón superior que se une con el anterior hacia el este, tiene composición más arenosa que el inferior, y menor participación de rodados. Además las conchillas son mas abundantes y de tamaños, que alcanzan los cuatro a cinco centímetros. Los colores son grises a gris castaño. Los afloramientos están cubiertos por sedimentos eólicos con espesores de medio metro a un metro. El cordón inferior se encuentra topográficamente a seis u ocho metros sobre el nivel de la pleamar, pudiendo alcanzar los cordones superiores alturas de diez a doce metros. Esta unidad se apoya en discordancia erosiva sobre la Formación Bahía San Matías y sobre la Formación Gran Bajo del Gualicho, siendo cubierta por sedimentos eólicos mayormente o por sedimentos aluviales en algunos casos.

Las dataciones absolutas realizadas por Porro y Fidalgo (1981) registran valores de 28.000 a 40.000 años, que no son consideradas confiables, dado lo amplio del rango y que presentan una gran contaminación ambiental (Martínez et al, 1998)

Por la abundancia de pelecípodos actuales, la posición geológica y características geomorfológicos que la hacen asimilable a los depósitos de conchilla de la costa bonaerense, particularmente a los de la Formación Las Escobas que representaría el nivel más alto del más posterior a la última glaciación, Porro y Fidalgo, (1981), le asigna una edad holocena, criterio compartido por los autores de la Hoja geológica 4166-II San Antonio Oeste.

Depósitos de Piedemonte. Nivel II: Conforman la parte distal de un gran abanico ubicado en el extremo sudoeste de la Hoja 4166-II San Antonio Oeste y que presenta una llamativa geoforma claramente observable en la imagen satélite. Compuesto por gravas, arenas y limos escasamente consolidados, no tiene una relación visible con otras unidades que permita ubicar con certeza su edad, pero por su morfología y que parece bastante más joven que el relicto del Nivel I que cubre, se lo ubica dentro del holoceno reciente.

Depósitos de Piedemonte. Nivel III: Conforman la parte superior del abanico antes citad. De menor distribución areal que el Nivel II, tiene composición similar a este. Cubre al Nivel II, siendo esta la única relación estratigráfica observable.

Depósitos Aluviales: estos depósitos se localizan en las numerosas quebradas o cañadones que convergen hacia el fondo de los bajos. también se lo encuentra en los fondos de los bajos menores, formando el piso de estos o rodeando las pequeñas lagunas y salitrales y constituyendo los depósitos de la planicie actual del río Negro.

Depósitos Evaporíticos: Son depósitos de sedimentos pelíticos salinizados o barreales, constituidos por limos y arenas aluviales con abundante concentración de sales, ubicados en el salitral a sur de la laguna de Curicó y en los bordes de esta, como así también en los fondos de algunos bajos menores.

Depósitos Eólicos: Se ubican principalmente sobre los faldeos norte y este del Gran Bajo del Gualicho, sobre la planicie de rodados al este y norte de San Antonio Oeste y sobre los depósitos coluviales que cubren la Formación Gran Bajo del Gualicho al sur y al norte de la localidad antes citada. Son acumulaciones de material psamítico, en parte limoso, conformando mantos de arena o médanos embrionarios. Sobre la planicie de rodados, se encuentran indicios de edafización de algunos de estos depósitos con evidencias de paleosuelos y niveles muy delgados de tosca sobre las caras superiores de los mantos arenosos superpuestos.

Medanos: Son acumulaciones móviles o fijas, de tipo barjanoide principalmente, que ocupan toda la zona central de la espiga que cierra la Bahía de San Antonio y la franja costera, hacia el este hasta unos 30 Km. de la ciudad y hasta varios kilómetros más al sur del balneario de Las Grutas. También se encuentran acumulaciones medanosas, del tipo longitudinal, en el fondo del sector occidental del Gran Bajo, desde la altura de Puesto Gaviña hijo, hasta la desembocadura del arroyo Barbudo en el norte del salitral del Gualicho.

Capítulo 3 - Geología y Estratigrafía General - Antecedentes Geomorfológicos

Capítulo III

Geología y Estratigrafía general

3.1. Antecedentes geomorfológicos

Con motivo del IX Congreso Geológico Argentino, que tuvo lugar en la ciudad de San Carlos de Bariloche en 1984, se presentaron varios trabajos que conformaron el Relatorio de Río Negro y aportaron valiosa información para el conocimiento geológico del territorio provincial: Caminos y Llambías (1984), Cortés et al. (1984), Llambías et al. (1984) y Corbella (1984).

En general podemos decir que de las dos grandes unidades fisiográficas principales que muestra el territorio rionegrino, el área en estudio se ubica en la denominada Patagonia Extrandina, que se extiende aproximadamente desde el meridiano de 70º 30’ hasta el litoral atlántico.

De acuerdo a la división del país en provincias geológicas propuesta por Ramos (1999), el área bajo estudio en el presente trabajo está ubicada en el Macizo de Sumún Cura, que abarca más del 60 % de la provincia del Río Negro.

Observando las formas típicas que resultan del proceso geomorfológico dominante, se ve claramente en el modelado del relieve de su territorio una marcada preeminencia de los procesos exógenos sobre los endógenos. Si bien estos últimos pudieron inicialmente caracterizar la morfología básica de la parte sur de la comarca oriental, la misma soportó importantes modificaciones a fines del Cenozoico y en particular durante el Pleistoceno, como resultado de la influencia de procesos exógenos. (González Díaz y Malagnino, 1984).

Esta básica relación entre proceso y forma resultante, se observa también a lo largo de la costa atlántica, como consecuencia de un modelado derivado de la acción de las olas y las corrientes marinas. (González Díaz y Malagnino, 1984).

Siguiendo el criterio sustentado por estos autores que dividen a la provincia en tres grandes unidades geomórficas, el área de trabajo se situaría abarcando dos de ellas. Marginalmente, el Ambiente Litoral, y principalmente el Ambiente de Mesetas y Planicies, que a su vez lo subdividen en entidades menores. Estas son, en primer término, el Ambiente de Mesetas y Planicies, que conforma una extensa región de la parte oriental de la provincia del Río Negro como parte integrante de la Patagonia Extrandina, y los diversos rasgos geomorfológicos presentes en este ambiente, son aquellos que suelen ser generalmente considerados como propios de un relieve mesetiforme o “tabular”. El origen de estas geoformas es dispar, y si bien derivan de la influencia preponderante de la acción fluvial, es posible reconocer la marcada importancia que han tenido y tienen en su desarrollo las características estructurales preexistentes. Tal reconocimiento ha facilitado la subdivisión de estos ambientes en tres regiones nítidamente diferenciadas, caracterizadas al mismo tiempo por una unidad geomórfica de importancia regional (González Díaz y Malagnino, 1984).

En primer lugar encontramos la denominada Región Septentrional, que comprende una amplia faja norteña, caracterizada fundamentalmente por la monotonía y dominante presencia de los llamados “Rodados Patagónicos” o “Rodados Tehuelches”, cuyo origen y posición estratigráfica son aún objeto de discusión. Abarca desde los ríos Colorado y Negro al norte, con sus correspondientes valles y planicies aluviales al norte, hasta una traza de rumbo general NO – SE, que se extiende aproximadamente entre la localidad de San Antonio Oeste, en el sudeste y la de Cipolletti, en el noroeste. Siguiendo esta traza se ubica una serie de cuencas centrípetas Dentro de esta región se han reconocido un conjunto de entidades menores, tales como la denominada “Antigua Planicie Aluvial Disectada”, que cubre la mayor parte de la región analizada, mostrando una suave pendiente regional al este, inferior a los 10º, y una altura entre los 160 y 75 m. en el área en estudio. Con respecto a su origen, son varias las propuestas ensayadas: ha sido vinculada a depósitos glacifluviales , fluviales actualmente si bien su génesis aluvial es sustentada, se relacionan sus rasgos generalmente con superficies de erosión tales como terrazas fluviales y en algunos casos también con pedimentos (González Díaz y Malagnino, 1984).

Su superficie se halla cubierta por arenas y clastos sueltos de los llamados “Rodados Patagónicos” los que, en algunos lugares muestran los efectos del “pulimiento eólico” (ventifactos). Otras veces una cubierta arcillo limosa y/o arenosa enmascara el superficial manto de rodados.

Su regularidad general se ve interrumpida por la presencia de numerosos “bajos”, de variado tamaño y forma, que suelen mostrar su fondo ocupado por una laguna de carácter efímero, o por una salina. Algunos autores han definido esta geoforma como una “semillanura”, aparentemente en un sentido que literalmente se aproxima a la traducción castellana de “peneplanicie”. Esta consideración se aparta notablemente del verdadero origen de la planicie (agradacional).

Si bien la ubicación de los bajos no es regular, suele ser notable cierta orientación predominante de los mismos. Al respecto Sepúlveda (1983) señala que su orientación noroeste resulta por “efectos provocados por la tectónica cuartaria”, que originó resaltos del terreno “escasamente perceptibles”

Se pueden diferenciar bajos tipo “wannen”, de formas más o menos simétricas, con pendientes pronunciadas superiores al 3%, son de dimensiones mayores (hasta 3 Km.. de diámetro), llegando a originar formas compuestas (unión de 2 o más bajos) por “captura” o coalescencia de bajos adyacentes, a consecuencia del retroceso de las pendientes internas del bajo. Su fondo está cubierto por sedimentos finos (arcillas y limos) siendo lo suficientemente impermeable como para que se acumule agua en épocas de precipitaciones.

La vida de estos cuerpos de agua es normalmente efímera (semanas o meses). Su piso, duro e impermeable, corresponde al tipo de playas que Motts (1965) clasificó desde el punto de visto hidrológico, como con abastecimiento de agua exclusivamente superficial.

Existen otras depresiones de pequeño tamaño (algunas alcanzan 1 Km. de diámetro) y profundidades menores al metro, con pendientes inferiores al 1 %, que corresponden al tipo “Pffannen”. Se hallan desarrollados en su mayoría sobre un manto de grava, mostrando también una acumulación de depósitos finos como los anteriores. En ambos casos, los salitrales ocupan sus fondos en años secos. Otra irregularidad menor , que rompe la característica homogeneidad de la antigua planicie, son las cañadas poco profundas y de corto recorrido que suelen culminar en algún bajo. (González Díaz y Malagnino, 1984).

El régimen de los cursos responde casi exclusivamente al efímero, o sea una respuesta directa a las ocasionales precipitaciones y en cuanto al diseño, se identifica en el tipo dendrítico, que dada la notable abundancia de bajos, es posible señalar para el sector un diseño regional multicuencal, con localizado diseño centrípeto hacia esos mismos bajos.

Aparentemente la existencia de esta geoforma no solo estaría estrechamente relacionada con las condiciones climáticas del área, sino también con su composición sedimentaria.

La ausencia de un drenaje bien establecido se debe, entre otras causas, a las características de los materiales componentes, los conglomerados sueltos que los integran, se comportan como mantos muy resistentes a la erosión fluvial, ya que su fabrica abierta facilita la infiltración pluvial, reduciendo así el escurrimiento superficial, tan efectivo en el rebajamiento y modelado del relieve.

El área estudiada se ubica en la denominada “Antigua Planicie Aluvial” (González Díaz y Malagnino, 1984). Estos autores respetan la antigua división en “bajos mayores” y “menores”(Kiedel, 1917; 1919; en Methol, 1967).

En la zona de trabajo, de los bajos mayores solo se observa parcialmente el Bajo de San Antonio. Este se encuentra parcialmente invadido por el mar, fruto de una evolución compleja, en la que intervinieron además procesos erosivos de zona costera, los que habrían eliminado su aislamiento con respecto al océano Atlántico (Fidalgo y Porro, 1981). Su forma es asimétrica (35 x 20 Km.), mostrando su eje mayor una orientación O-E. Un elemento geomórfico secundario común en la depresión, son los pedimentos de flanco, estos se mantienen mejor conservados en la parte sur del mismo, coincidentes con la pendiente más tendida de la depresión, cosa que no ocurre al norte y al oeste por haber sido fuertemente erosionados.

Sepúlveda (1983) observa una serie de desplazamientos verticales en la Formación Arroyo barbudo y también un leve dislocamiento de la Formación Tehuelche (= Rodados Patagónicos), que siguen un rumbo regional definido. Esa dislocación, producto de movimientos tectónicos, constituyó por su irregularidad topográfica y su debilidad estructural, un lugar adecuado para concentrar la acción erosiva subaérea, facilitando así el establecimiento del “ germen”, para el ulterior desarrollo de un bajo. Fundamentaría además la orientación regional comprobada y tal vez explicaría aquel desplazamiento vertical observado por Sepúlveda (1984).

Otras propuestas, entre ellas aquellas que sugieren una variada participación de procesos, no pueden ser excluidas, hasta tanto se lleve a cabo un exhaustivo estudio de estas depresiones.

Malagnino y Gónzalez Díaz (1984) no desearon dejar de mencionar en su trabajo la interesante propuesta de Frye (1950), que se puede traducir literalmente como “infiltración diferencial de limo” (differential silt infiltration). Requiere una condición previa, que una capa superficial de aluvio, compuesta de limo, se apoye sobre gravas y arenas bien seleccionadas, pero poco consolidadas. El agua de lluvia percola a través de las grietas (desecación) desarrolladas en el limo las que alcanzan las gravas inferiores. El agua lleva consigo el limo a través de esos canales de acceso, hacia los intersticios de las gravas. Esa “infiltración” continuará en tanto los canalículos se mantengan abiertos o hasta que la permeabilidad de las gravas sea reducida e inhiba la “infiltración”. Este “lavado superficial” de limo hacia los niveles infrayacentes de gravas da lugar a una depresión pequeña superficial, cuya evolución dependerá de otros factores externos (meteorización, deflación, etc.).

La localización del “germen” inicial de este lavado por infiltración, puede resultar de excavaciones de roedores, descomposición de raíces, o por la acción antrópica.

Otra explicación para el desarrollo de un “germen” que posteriormente evolucione a un “bajo”, puede hallarse en Bull (1964). Este autor relaciona la extensa subsidencia “cercana a la superficie” (near – surface) observada en Fresno Country (California), con el agua de irrigación que percola a través de los sedimentos, en cuya composición participa la arcilla. Esta juega el papel de “ligante”, sirviendo de “sostén“ entre los granos que dejan espacios o huecos en los sedimentos de abanicos aluviales. El agua percolante debilita esa función y permite que se produzca la subsidencia superficial por compactación de los depósitos, que deriva de la sobrecarga de la cubierta superior e impuesta por dicho debilitamiento. La mayor concurrencia de agua se explicaría fácilmente con el cambio climático del pleistoceno (González Díaz y Malagnino, 1984).

Más conspicuos en el área son los Bajos Menores. Como ya se indicó, la Planicie Antigua Aluvial presenta numerosas depresiones de diverso tamaño y contorno regular. Con respecto al origen de las que aquí se tratan, existen diversas propuestas, como la de Groeber (1952), que establecía que estas formas resultan de la exaración glaciaria, vinculada a un englazamiento pedemontano, patagónico. Feruglio (1959), consideró que una gran parte de las cuencas cerradas patagónicas se deben a la acción eólica, a la que otros autores combinan con una meteorización previa o contemporánea. Para Frenguelli, (1957), el origen de estas depresiones es fundamentalmente tectónico, siendo luego ampliadas por deflación. Malagnino y González Díaz, (1984), consideran como origen más probable para algunos de los bajos observados el eólico (deflación), destacando el efectivo control estructural que en esta acción ejerce el hábito meganastomosado original y relíctico que tiene la Antigua Planicie Aluvial. En acumulaciones asociadas a este hábito, depósitos de gravas alternan con otros de granulometría más fina, que se disponen según canales alargados. Puede suponerse entonces que a partir del tiempo en que dicha planicie perdió su funcionalidad, actuó sobre ella la acción eólica, formando bajos en los sectores donde el material más fino favoreció la deflación. De esta manera podrían ser explicadas la forma alargada y el alineamiento que se observa en gran número de los bajos analizados.

No se descarta tampoco como origen de estos bajos, el que deviene del “sublavado” de Schiller, (1923). Esa “ substracción subterránea de material” por las aguas de infiltración, resulta ser semejante a lo que se conoce como el fenómeno de tubamiento (piping) y que da como resultado un relieve pseudokárstico caracterizado con hoyos por colapso, ríos ciegos, etc.. Esta situación pudo darse en determinados estratos de los Rodados Patagónicos o en su general subyacente “rionegrense”. De esta forma los materiales finos desagregados por las aguas que circulaban a niveles más profundos, facilitando así la remoción de partículas sólidas en suspensión. Esta agua turbias habrían alcanzado la superficie sobre las márgenes recortadas de la planicie, en los fondos de las cárcavas profundas o cañadones. Tal sustracción de material habría conducido posteriormente al colapso del techo situado sobre las áreas afectadas (González Díaz y Malagnino, 1984).

Cabe agregar finalmente, que tanto en el caso de un origen eólico como en el que se acaba de indicar, la posterior ampliación y remodelación de estas depresiones se vería favorecida por el efecto combinado de meteorización, deflación, acción hídrica y deslizamientos.

Meseta de Somuncurá Es una extensa planicie lávica, donde alternan sectores prácticamente llanos con otros más ondulados. Su gran extensión regional, que se aproxima a los 25.000 Km. ², se ve interrumpida por cuencas endorreicas (bajos) cortada en sus bordes por largos cañadones y barrancos y aisladas elevaciones, siendo estas últimas en su casi totalidad de naturaleza volcánica.

Su superficie se levanta lentamente desde las abruptas márgenes, su monótono paisaje es roto por aparatos volcánicos sobrepuestos, algunos con alturas superiores a los 1.500 m.. La petrografía de los mismos varia entre básica y traquítica, con diversas estructuras de emplazamiento y estados de erosión.

Material de naturaleza basáltica se distribuye irregularmente sobre su superficie. Sus componentes clásticos, de tamaño muy irregular, muestran bloques de hasta un metro de tamaño y un peso entre 5 y 200 Kg. (Croce, 1956). Su origen debe relacionarse con el proceso de meteorización física o desintegración mecánica de la roca, debido al fenómeno de congelifracción que llega a ser de importancia en determinadas épocas del año. La fracción más fina alcanza el tamaño de las arenas, las que en general constituyen montones transportados y acumulados por la acción eólica.

La meseta en su mayor parte está marginada por empinadas escarpas de erosión donde se localizan fenómenos de deslizamientos (particularmente de asentamientos) y caídas de rocas. Asimismo los cañadones que desde el área mesetiforme ingresan a la zona marginal topográficamente más alta, muestran por lo general en ese tramo la mayor profundidad, en algunos lugares cercanas a los 100 metros.

Se deja establecido que en la “consumisión” (sic) del relieve de las planicies basálticas, se hace notoria la preeminente acción erosiva de los deslizamientos, a pesar de reconocer la inmediata influencia de la acción fluvial (socavamiento lateral de los valles), acción de los surcos (rills) en la base de las escarpas de erosión, etc.

Otro de los factores que contribuyen al aspecto sumamente recortado que muestra el borde de la meseta, lo imprimen las amplias escotaduras y ensenadas, conocidas localmente como “rincones”. Algunos de ellos, algunos de ellos podrían ser el resultado de la pérdida del aislamiento de un bajo previo, por el retroceso de las pendientes; esto provoca también el aislamiento de algunos sectores de la planicie basáltica, dando lugar a “montes testigo” (testigos exteriores), testimonio de su mayor extensión anterior. En su mayoría se expresan en mesillas y pedestales (buttes).

Las mayores irregularidades con forma de extensas digitaciones se localizan en el borde norte de la meseta, coincidiendo con el extremo occidental del área en estudio, donde angostas proyecciones basálticas de desarrollo superior a los 50 Km. se aproximan hasta la Ruta Nacional 23. Se ha interpretado esta geoforma como el resultado de un progresivo desmembramiento de la previa homogeneidad de la meseta en esa parte, iniciando a lo largo de ejes representados por los cañadones, conjuntamente con la paulatina expansión de las pendientes laterales, sugiriéndose también que este aspecto puede ser el resultado de una inversión de relieve, a partir del encauzamiento de las coladas lávicas que avanzaron hacia el norte, en valles de rumbo general norte sur, elaborados en depósitos terciarios friables. (González Díaz y Malagnino, 1984).

Un perfil de la sucesión volcánica que integra la meseta, muestra la disposición alternada de lavas y piroclastos, con predominio de los primeros que apoya en parte sobre un relieve regular, integrado fundamentalmente por tobas y cineritas oligocenas de la Formación Sarmiento; ese relieve previo era muy similar a una planicie estructural. En menor proporción sobreyace directamente sobre la superficie peneplanizada de la Formación Marifil.

Ambiente Litoral La faja de rivera y costa aquí analizada, donde se ubica el balneario de Las Grutas, es en general poco recortada, y su aspecto más destacado lo constituye la presencia de acantilados marinos. Es una típica costa de erosión, donde al pie de los extensos acantilados se observa una plataforma de abrasión marina (restingas). En general están labrados sobre vulcanitas.

En la Bahía de San Antonio de observa una extensa llanura de mareas, que es una cuenca de acumulación de sedimentos finos. Estos ingresan a la Bahía cuando se produce el cambio de mareas, y la colmatan en una gran parte de la misma, por lo que actualmente es un llanura de barro intermareal sobre la cual se ha instalado una densa y ramificada red de canales de marea. Algunos de estos pasan a ser continuación de canales fluviales. La Bahía de San Antonio no es el resultado de agentes marinos exclusivamente, sino que tiene su origen en un bajo generado en ambiente continental, posteriormente invadido por el mar, cuando el acantilado activo que lo separaba, retrocedió (González Díaz y Malagnino, 1984).

Entre el Balneario de Las Grutas y la localidad de San Antonio Oeste se observan depósitos eólicos en las áreas costeras. Se agrupan en forma discontinua, y los hay estabilizados y móviles. Los primeros son médanos parabólicos que pasan a médanos en horquilla; mientras que las formas activasen se presentan en general como médanos transversales tipo “barjan”.

martes, 21 de junio de 2011

Capítulo 2 - Suelos, Climatología General, Aspectos socio económicos, Uso del recurso, Manejo y Obras de Captación

2.5. Suelos:

En general los suelos son sueltos, mayormente arenosos, permeables, azonales, desprovistos de materia orgánica, fácilmente erosionables, de reacción alcalina y a veces salinos, con alto contenido en cloruros y sulfatos en los bajos topográficos. En los suelos de origen aluvial los materiales gruesos se asientan en las cercanías de los relieves más altos, depositándose los finos en los bajos, junto con afloramientos salinos. La erosión eólica produce algunas acumulaciones de arena en forma de médanos.

El conjunto de los suelos del área presentan un régimen de humedad arídico, excepto en áreas definidas muy restringidas (bajos y arroyos) donde el régimen es ácuico. Respecto del régimen de temperatura, calculada de acuerdo a las temperaturas medias del aire, es mésico, donde la temperatura media anual del suelo a 50 cm es menor a 15 °C y mayor a 8°C.

Según la Secretaria de Agricultura, Ganadería y Pesca (SAGyP - CFA, 1995) el área, ubicada en la región árida-semiárida, esta sometida a un régimen pluviométrico dentro de los valores que van de 150 a 250 mm., amplitudes térmicas diarias significativas, periodos libre de heladas de breves a inexistentes y altas frecuencias de días con vientos fuertes y desecantes, configuran el marco dentro del cual se desarrolla la vida vegetal y los procesos de formación del suelo. La composición del material original, las condiciones del clima y la topografía regional, han determinado la formación de suelos, cuyas características responden fielmente a la influencia relativa entre los factores de génesis mencionados. Así en la mayor parte del territorio dominan los Aridisoles y Entisoles.

Los bajos son áreas complejas, ya que en los bordes externos de las depresiones actúan procesos morfodinámicos diferentes a los que ocurren en la parte central de las mismas, encontrándose Calciortides y Torriortentes en los bordes externos y Natriargides y Salortides en las adyacencias de lagunas y salitrales. (INTA, 1991).

El área denominada como “La Travesía”, y en particular el campo de bombeo, posee un relieve plano de planicie extendida en un 50 %, cubierto por calciortides lítico ustólicos, un 30 % correspondiente a depresiones, con suelos haplargides ustólicos, y el 20 % restante representados por microrrelieves de lomas, con suelos cambiortides típicos. (INTA, 1991).

En síntesis, predomina un tipo de suelos prácticamente sin desarrollo, con una secuencia de horizontes A1-AC-C. Algo excesivamente drenados, sin alcalinidad, ni salinidad. El horizonte superficial tiene unos 15 cm de espesor, textura franco arenosa y está desprovisto de materia orgánica, destacándose cierta cantidad de clastos y gravas de 3 a 5 cm de diámetro. Como horizontes subsuperficiales fueron identificados AC y C, ambos con abundantes gravas finas, descansando a partir de los 50 cm de profundidad sobre un conglomerado rico en carbonato de calcio. Destinados exclusivamente al pastoreo, se encuentran en general afectados por erosión eólica (INTA, 1991).

En las depresiones en cambio, se encuentran suelos profundos, de fuerte desarrollo, que presentan una secuencia de horizontes A1-IIB21t-IIB22t-IIB3-IIC1-IIC2-IIIC3, que en general tienen buen drenaje, no presentan alcalinidad ni salinidad . Los horizontes subsuperficiales evolucionaron sobre un material diferente, tienen una violenta a moderada reacción de carbonatos libres, a profundidad aparecen abundantes concreciones de carbonato de calcio y moderada pedregosidad. Aproximadamente al metro de profundidad, que corresponde al horizonte IIC2 aparece yeso mezclado con rodados. El uso habitual de estos suelos es el pastoreo (INTA, 1991).

Por último, en el microrrelieve de lomas, se observan suelos profundos, con poco desarrollo, caracterizados por un incipiente horizonte B formado por meteorización in situ. La secuencia típica es Au-A12-B2-Cca, son algo excesivamente drenados y no tienen alcalinidad ni salinidad. El horizonte superficial de unos 40 cm de espesor, está desprovisto de materia orgánica, es de textura franco arenosa y presenta gravas finas. Por debajo sigue un horizonte B2 de unos 30 cm de espesor, de textura franco arenosa y débilmente estructurado. A partir de los 70 cm de profundidad aparece un Cca franco arenoso, sin estructura definida y con abundante carbonato de calcio. El único uso es para pastoreo (INTA, 1991).

2.6. Climatología General

Antecedentes y generalidades

La situación geográfica de la Provincia del Río Negro permite diferenciar tres tipos de clima principales continental, marítimo y el propio de zonas montañosas, con una distribución espacial de la precipitación media anual muy variable. Pero es importante destacar que alrededor del 70% de la provincia presenta precipitaciones medias anuales inferiores a los 350 mm (Román y Sisul, 1984), siendo este último el caso del área en estudio.

La evapotranspiración potencial orientativa obtenida mediante el método de Turc sobrepasa como promedio la precipitación en todo el ámbito provincial a excepción de la zona de cordillera (Román y Sisul, 1984). Según dichos autores este déficit hídrico se mantiene durante todo el año, acentuándose como es lógico durante los periodos estivales. Los promedios anuales de evapotranspiración superan los 700 mm, pudiendo alcanzar en algunos casos los 900 mm. (Lambán, 1998).

A modo de resumen y siguiendo la clasificación de Thornthwaite (Burgos y Vidal, 1951) se puede decir que la mayor parte de la Provincia de Río Negro presenta un “clima árido mesotermal con exceso de agua nulo” (Román y Sisul, 1984).

La información climatológica disponible de esta zona se obtuvo a partir de cuatro estaciones meteorológicas climáticas (medida de precipitación, temperatura del aire, humedad relativa, evaporación, nubosidad y régimen de vientos) y nueve pluviométricas. Las estaciones meteorológicas son Sierra Grande, Dique 1 (Valcheta), Punta de Agua y Cona Niyeu. Las estaciones pluviométricas son Somuncurá, Chipauquil, El Rincón Chipauquil, Los Berros, Campana Mahuída, Corral Chico, Echevarría, Paja Alta y Puesto Martines. Las estaciones pluviométricas Trenete, Yaminué y Comico no se encuentran dentro de la zona definida pero permiten un mejor conocimiento de la distribución , frecuencia e intensidad de las precipitaciones,. Lo mismo vale con las estaciones situadas al NE de la Provincia de Chubut. Los datos de precipitación son diarios, mientras que para el resto de las variables citadas tan sólo existe el dato medio mensual. (Lambán, 1998).

Según el Atlas Agroclimático de la zona comprendida entre los paralelos 34º 30’ y 46º 00’ latitud sur, desde el límite con Chile hasta el meridiano 59º 00’ longitud Oeste, elaborado por el Consejo Federal de Inversiones (1989) en base a las estadísticas climáticas del Servicio Meteorológico Nacional (1961-70 y 1971-80) la zona objeto de estudio del presente trabajo presenta los siguientes parámetros:

* Clasificación de Thornthwaite y Mather (1955) corresponde al tipo climático EB2.(Árido mesotérmico)

* Eficiencia térmica, se ubica sobre isolínea de 712 mm.

* La Radiación Global, según fórmula de Black, se ubica entre isolíneas de 130 y 140 Kcal/cm²/año.

* Temperatura Media Anual, entre isotermas de 14 y 15ºC.

* Amplitud Térmica Diaria, entre isotermas de 13 y 14ºC.

* Temperatura Media de verano, atravesada por la isoterma de 21ºC.

* Temperatura Media de invierno, entre isotermas de 6 y 7ºC.

* Evapotranspiración Potencial Media Anual, según Thornthwaite y Mather (1955), se ubica entre las isolíneas de Evapotranspiración Potencial de 750 y 800 mm.

* Humedad Relativa Media Anual, entre las isolíneas de 50 y 55 %, y la Humedad relativa media mensual tiene una amplitud del 15 %, variando de un 65 % en invierno a un 50% en verano.

* Nubosidad Media Anual, entre las isolíneas de 3.5 y 4 (en escala de 0 a 8).

* Tensión de Vapor, entre las isolíneas de 8 y 9 mb.

* Déficit de Saturación Promedio Anual (déficit de tensión de vapor para alcanzar la saturación a la temperatura media anual), en la zona de 9 mb.

* Precipitaciones Anuales Promedio (Series 1901-60, 1921-60 y 1971-80), es atravesada por la isoyeta de 200 mm.

* Frecuencia Media Anual de días con cielo claro, entre las isolíneas de 100 y 125 (1951-60 y 1960-70)

* Frecuencia Media Anual de días con cielo cubierto, entre las isolíneas de 80 y 90 (1951-60 y 1960-70).

* Períodos de sequía: Se estima, en la obra citada, que aproximadamente una vez cada 10 años cabe esperar una racha negativa respecto a la precipitación esperada, de dos o más años de duración.

2.7. Aspectos socio económicos

Las condiciones de clima árido, vientos fuertes, heladas durante casi todo el año, suelos pobres y afectados en muchos casos por erosión hídrica o eólica, vegetación xerófila, y por sobre todo la escasez y mala calidad del agua potable han determinado la escasa presencia humana en área que nos ocupa.

Prácticamente toda la población del Departamento de Valcheta (20.457 km² y 5.092 habitantes según Censo 1991) se concentra en la ciudad homónima, mientras que las localidades de Aguada Cecilio y Paja Alta no llegan al centenar de personas entre las dos. En tanto que los 24.297 habitantes (Censo 1991) del Departamento San Antonio (14.015 km²) se concentran en los puertos de San Antonio Oeste, el balneario de Las Grutas y en Sierra Grande. Fuera de estos centros, sólo existen un puñado de puesteros dispersos.

La única actividad económica en el área es la ganadería extensiva de ovinos, con prácticas en algunos casos trashumantes y con una carga de 1 animal cada 3 ó 4 hectáreas. Estas unidades extensivas se caracterizan por ser chicas, minifundistas, tratándose de explotaciones muchas veces familiares. Esta actividad se encuentra en continua declinación a partir de la década de los años cincuenta, cuando se alcanzó el máximo stock de cabezas de ganado. Su disminución en primera instancia estuvo asociada con la alternancia de ciclos secos y húmedos, pero por sobre todo a la pérdida de rentabilidad de este tipo de explotaciones, en su mayoría actualmente abandonadas. Esta situación revirtió en parte las consecuencias del prolongado sobrepastoreo, que junto con el corte de arbustos para leña de la escasa cobertura vegetal, sumado a la fragilidad de los suelos y los fuertes vientos habían provocado importantes procesos erosivos.

2.8. Uso del recurso:

Sólo se practica agricultura bajo riego en los valles de los ríos o arroyos, principalmente en Valcheta y en mucha menor escala en Paja Alta. La ganadería, muy precaria y en un estado general de abandono, está constituida por muy pocas cabezas de vacunos rústicos, ovinos y caprinos (Cabrera, 1971). Esta actividad utiliza los jagüeles dispersos en la zona, la mayoría abandonados, que también proveen agua a los escasos habitantes.

2.9. Manejo: Obras de Captación.

La escasa agua subterránea es captada mediante los denominados jagüeles o pozos cavados, que se encuentran dispersos en el área. La mayoría fuera de uso, y en muchos casos de construcciones precarias, sin revestimiento interno, ni brocal levantado desde la superficie del terreno, lo que constituye verdadero peligro de contaminación del recurso, sobre todo teniendo en cuenta que las escasas precipitaciones suelen presentarse en forma torrencial, por lo que el escurrimiento superficial arrastra al interior de la obra sedimentos y excretas de animales.

La localidad de Aguada Cecilio, ubicada en la base de la meseta, es abastecida mediante drenes perforados en la base de las coladas basálticas.

En el balneario de Las Grutas, al igual que en la vecina ciudad de San Antonio Oeste, la provisión de agua potable es a partir de los años ´70 a través del Canal Pomona - San Antonio Oeste, que corre paralelo a la Ruta Provincial nº 2, y conduce aguas desde el río Negro. Este canal debió ser construido debido a la ausencia en la zona de fuentes superficiales o subterráneas de agua dulce, que en calidad y cantidad pudieran abastecer la creciente población del puerto y del balneario.